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domingo, 29 de abril de 2012

GENOCIDO EN LA ISLA DE PASCUA. LA HISTORIA DEL AMISTAD


Recuerdo los primeros programas de televisión que trataban sobre los misterios de la humanidad, como las Líneas de Nazca, La construcción de las Pirámides de Egipto o el significado de los Moais las misteriosas esculturas de la Isla de Pascua.

Conducía esos programas el Dr. Jiménez del Oso, pionero en el tratamiento de estos temas en la televisión de España, en unos años en los que solo existían dos canales y más voluntad que medios para llevar a cabo cada emisión.

Con el tiempo el interés despertado por este pionero de la comunicación ha encontrado un digno relevo en Iker Jiménez tanto en radio como en televisión.

Tanto él como otros investigadores de ciertos episodios de la humanidad que guardan todavía el encanto del misterio, en alguna ocasión se detienen a analizar la cultura de Rapa Nui, la cultura de La Isla de Pascua.

Pascua es una isla considerada como el lugar más alejado del resto del mundo. Los lugares más próximos a este punto misterioso son Pitcairn en Australia (2.000 Kms de distancia), Tahití (4.200 Kms de distancia) y Chile, país al que pertenece (3.700 Kms de distancia).

Por ello no resulta extraño que pasara desapercibida para los primeros navegantes occidentales hasta que el 5 de abril de 1722, Domingo de Resurrección (de ahí su nombre) el navegante holandés Jakob Roggeveen avistó el territorio, marcó las coordenadas en la carta de navegación y desembarcó en su costa.

No fue hasta 1770 cuando por orden del Virrey Amat de Perú que el marino cántabro Felipe Gonzalez Haedo, desembarcó en la isla, tomó posesión en nombre de la corona española, la rebautizó como Isla de San Carlos en nombre del rey Carlos III y realizó el primer trabajo de cartografía del territorio. Como podemos suponer el nombre de San Carlos se perdió en el tiempo y para Occidente continuó siendo La Isla de Pascua.

En 1774 desembarcó el capitán James Cook y en 1776 el explorador francés Le Pérouse. A finales del siglo XVIII se había convertido en una escala cómoda en las largas travesías comerciales que enlazaban los puertos de Sudamérica con Oceanía.

Pero lo que hacía de Pascua un punto cómodo de abastecimiento y reparación de embarcaciones no era únicamente su situación geográfica sino el carácter de sus nativos en absoluto hostiles incluso cuando los occidentales se apropiaban de todo lo que les apetecía.

Pero quienes eran los habitantes de Pascua y de donde procedían resultaba un misterio. No fue hasta bien entrado el siglo XX que la comunidad científica internacional estableció que los primeros moradores de la isla eran originarios de las Islas Marquesas, concretamente de la Isla de Rapa, situada a 1200 kms de Tahití y que habían embarcado en frágiles naves de balancín cargados de animales domésticos rumbo al horizonte, “al lugar donde nacía el sol”.

En su camino hacía el Sol Naciente llegaron a una isla triangular de origen volcánico de 163 kms2 (la cuarta parte de Menorca) a la que llamaron Rapa Nui o La Gran Rapa, probablemente de abundante vegetación y que ofrecía las condiciones adecuadas para establecerse.

Consigo los nuevos habitantes de Rapa Nui también llevaban sus costumbres sociales y religiosas caracterizadas por una estructura social de clanes dominados una poderosa aristocracia sacerdotal.

Los asentamientos se establecieron principalmente en el interior de la isla quedando la costa destinada a las ceremonias religiosas. A pesar de su origen común los clanes de Rapa Nui hicieron gala de una territorialidad excesiva y poco practica para delimitar fronteras en una extensión tan reducida.

Las fronteras estaban muy marcadas, la defensa de las mismas era salvaje y periódicamente los clanes se atacaban mutuamente protagonizando episodios de canibalismo sobre el enemigo que continuaron hasta el siglo XIX, cuando al formar parte de Chile los primeros misioneros católicos llegaron a la Isla.

Pero lo que sigue fascinando a los estudiosos y al público en general son los Moai, las grandes esculturas antropomorfas talladas en materia volcánica, que representaban a diversos jefes y que al parecer protegían a sus constructores de los peligros llegados del mar.

Desafortunadamente la técnica empleada para transportar a los gigantes desde el lugar en el que fueron tallados hasta su destino final, los ahus, no se conoce. Como tampoco se conoce el verdadero significado de estos gigantes o de los símbolos con los que fueron engalanados.

La razón para que la cultura de Rapa Nui continue constituyendo un misterio se debe a la drámatica desaparición de una buena parte de la población de la isla en el transcurso de un episodio de la historia del que no se suele hablar demasiado.

Los isleños se han convertido en guardianes de la memoria de sus antepasados victimas de un individuo conocido como Marutari.

Gracias al trabajo de dos historiadores, Francesc Amorós y Joan Muray, finalmente las piezas han empezado a cobrar sentido y ahora sabemos lo que ocurrió la primera semana de Diciembre de 1862 cuando una flota de 8 barcos zarpó del puerto peruano de Callao rumbo al Pacífico con el fin de capturar esclavos y obtener dinero fácil y rápido.

La industria de los fertilizantes agrícolas había empezado a cobrar protagonismo en la mejora de las explotaciones de todo el mundo. Pero su rendimiento distaba mucho del actual, puesto que no se empleaba fertilizantes obtenidos en laboratorios, sino que se trataba de fertilizantes naturales. De guano, excrementos de pájaros para ser más exactos, que se encontraba en los acantilados y zonas de difícil acceso de la costa peruana.

Aunque debido a la presión Británica el comercio con seres humanos había sido abolido en España en 1820 lo cierto es que la lista de barcos que se saltaban esta prohibición y que posteriormente fueron apresados por parte de los británicos en alta mar es muy larga.

Aquella primera semana de 1862 la flota de ocho barcos que zarpaban del puerto de Callao, estaba capitaneada por la corbeta de tres palos Rosa y Carmen cuyo mando recaía en un individuo tuerto, poco agraciado y conocido por su crueldad, conocido por los indígenas como Marutani.

Tras navegar varias semanas por el Pacifico próxima la Navidad la flota llegó a Pascua y realizó una razia que se saldo con la captura y muerte de centenares de isleños. Fue tal la violencia de aquel episodio que a día de hoy forma parte del recuerdo colectivo de sus descendientes.

Lamentablemente cuando la flota llegó a Callao con las bodegas repletas de rapa nuis las autoridades locales les ordenaron liberar a las victimas puesto que el esclavismo estaba prohibido y procedieron a retener a los capitanes de las naves. El tal Marutani, al que esperaba una orden de búsqueda y captura por una larga lista de delitos de piratería en el océano Pacífico inexplicablemente se perdió en la noche y según cuenta la historia regresó a Catalunya, a su población natal en El Maresme, viviendo hasta el fin de sus días en 1914 de los intereses que le proporcionaron los beneficios obtenidos con sus actividades delictivas como pirata.

Por su parte de los rapa nui solo quedaban 100, de los que 85 murieron en la travesia de repatriación puesto que habían contraído enfermedades graves como la viruela. Los 15 restantes al llegar a Pascua contagiaron la enfermedad al resto de sus parientes y se registró una epidemia que diezmo aun más a la población superviviente a la razia de Marutani.

En realidad Marutani era una deformación del apellido del capitán F. Maristany originario de una población costera del Maresme y que ha pasado a la historia como genocida.

Cuando en la década de 1990 se editó un libro que hablaba de las actividades esclavistas de ocho capitanes más originarios del mismo lugar, la reacción de los actuales habitantes del pueblo no fue precisamente conciliadora puesto que casi todos pensaban que no era necesario remover el pasado.

Lo cierto es que entre 1862 y 1864 de los 4.000 nativos de Pascua las naves esclavistas secuestraron más de un tercio y las enfermedades hicieron que el censo de 1864 registrara una supervivencia tan solo del 35% de los habitantes de la isla.

Lo que Marutiani-Maristany hizo no fue distinto a lo que hicieron otros que se dedicaban a la misma actividad. Pero en su caso fue más grave, no solo porque representaba una perdida irreparable de vidas humanas, sino porque entre los secuestrados se encontraba la familia real y la mayor parte de la casta sacerdotal.

Y eran precisamente los sacerdotes los que poseían la clave de la cultura y los conocimientos de Rapa Nui, que a todas luces se trataba de una cultura que según los expertos era mnemotécnica, es decir basada en la memorización de datos.

Por ello y aunque los descendientes de los Rapa Nui defienden sus tradiciones, su lengua y su cultura, se enfrentan a lagunas cognoscitivas que de no haber intervenido Maristany en el curso evolutivo de la cultura indígena ahora permitirían por ejemplo descifrar los signos conocidos como rongo-rongo.

A partir de 1867 la cultura de Rapa Nui gracias a la influencia del cristianismo se encontraba en su ocaso. Finalmente en 1888 el capitán de corbeta chileno Policarpo Toro incorporó de forma oficial la isla al territorio de Chile tras presentar a los jefes tribales un documento que firmaron con el firme convencimiento de que se habían convertido en un protectorado.

El gobierno chileno otorgó una concesión a la compañía británica Williamson y Balfour para la cria de ovejas, cerdos y vacas, que comprendía la totalidad del territorio. Los rapa nui pertenecían a la citada compañía y eran prácticamente semi esclavos en su propia casa.

Aunque ahora Pascua se rige por un estatuto especial que reconoce su identidad cultural dentro del territorio chileno sus habitantes no tuvieron derecho a la ciudadanía hasta 1966.

Los descendientes de los rapa nui mantienen su lengua y sus costumbres, están exentos de impuestos y forman parte de diversos organismos que les ligan a la Polinesia. Pero continúan sin saber el significado de los signos que quedaron escritos en las tablas rongo-rongo y que podrían constituir la primera muestra de lenguaje escrito en Polinesia. Y tampoco pueden estudiar las 20 tablas que quedan como mudo testigo de su grandeza, puesto que se encuentran en museos lejanos, como Santiago de Chile, Londres, Washington, Roma, Viena, Berlín, Hawai o Tahití.

La vida en la Isla a partir de 1994 experimentó un giro importante debido al rodaje de la película Rapa Nui producida por Kevin Costner y que narraba los enfrentamientos entre clanes a través de una historia a lo Romeo y Julieta. Dejando a un lado la calidad y veracidad de la producción lo cierto es que despertó en todo el mundo un súbito interés por la isla y su historia y reactivó el mercado turístico. Ahora hay un vuelo diario desde Santiago de Chile y dos semanales desde Tahití, lo que ha convertido a Pascua en un territorio más accesible.

Pero esto no significa que las cosas sean fáciles en Rapa Nui. Buscando documentación en internet he encontrado este documento del relator de Derechos Humanos de Naciones Unidas que me permito reproducir para que podamos comprobar que en 2010 no reinaba precisamente la calma en esta parte del mundo.




Isla de Pascua: Declaración del Relator Especial ante los desalojos de indígenas rapanuis


GINEBRA – “Quisiera dar a conocer a todos los interesados que he mantenido comunicación con el Gobierno de Chile, sosteniendo un intercambio de información sobre la situación del pueblo rapanui en la Isla de Pascua. He expresado mi preocupación sobre las medidas de desalojo realizadas por efectivos de la fuerza pública en respuesta a los actos de reivindicación que han realizado diversos clanes rapanuis en los últimos cinco meses en la Isla de Pascua (Rapa Nui) como consecuencia de los reclamos históricos del pueblo rapanui sobre la isla. Al respecto, el Gobierno me ha informado sobre diversas medidas que ha impulsado para atender los reclamos del pueblo rapanui, incluida la realización de mesas de diálogo.

“A pesar de lo informado por el Gobierno, es evidente que la situación sigue siendo preocupante, tal como señalan los últimos sucesos acaecidos en la Isla de Pascua, en particular lo ocurrido el 29 de diciembre de 2010. Según la información que he recibido, unas 70 personas rapanuis ocupaban pacíficamente la plaza Riro Kainga en el centro de Hanga Roa, como acto de protesta en reivindicación de sus derechos ancestrales territoriales, fueron desalojadas por un centenar de carabineros fuertemente armados, quienes golpearon a una veintena de personas, entre ellas varias mujeres y niños. Este hecho ocurrió luego de no haberse logrado un acuerdo entre el Gobierno y el Parlamento rapanui para poner fin voluntariamente la ocupación de la plaza Riro Kainga.

“Además, según la información recibida, los desalojos forzados podrían continuar ocurriendo, como podría ser en el caso de los miembros del clan Hito Rangi quienes han sido citados por la fiscalía para el próximo 13 de enero de 2011 a una audiencia pública de formalización por el supuesto delito de usurpación.

“He manifestado ante el Gobierno mi preocupación por estos hechos y los enfrentamientos violentos, junto con la amenaza de posibles desalojos futuros. Todos estos hechos que han vuelto a desestabilizar las relaciones entre el Estado y los clanes rapanui no generan un clima propicio para llevar a cabo un proceso de diálogo.

“En tal sentido, en una comunicación enviada al Gobierno el 10 de enero de 2011, les he recomendado que eviten nuevos desalojos y que la presencia policial en la Isla no exceda lo necesario y proporcional para mantener la seguridad de sus habitantes. Al respecto observo con interés la sentencia de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, del 11 de noviembre de 2010, rol 343, que en su momento descartó una solicitud de desalojo contra el clan Hito, señalando que ‘los isleños se consideran legítimos poseedores de la Isla’ y que ‘no puede desconocerse que ante la magnitud de los temas que se discuten, ellos adquieren un carácter político’.

“Además, he instado al Gobierno a desplegar el máximo esfuerzo para llevar a cabo un diálogo de buena fe con representantes del pueblo rapanui con el fin de resolver, a la brevedad posible los verdaderos problemas de fondo que explican la actual situación. Considero que ello es particularmente acuciante en relación con el reconocimiento y garantía efectiva del derecho de los clanes rapanuis sobre sus tierras ancestrales, basado en su propia tenencia consuetudinaria, de acuerdo con el Convenio 169 de la OIT, del cual Chile es parte, y otras normas internacionales relevantes.

“Finalmente, he hecho un llamamiento urgente al Gobierno a tomar las medidas que sean necesarias para evitar amenazas o daños a la seguridad física de los miembros del pueblo rapanui y sancionar a las personas responsables de cualquier uso excesivo o desproporcionado de la fuerza en el curso de los operativos policiales de desalojo.

“Como Relator Especial sobre los derechos de los pueblos indígenas seguiré observando atentamente la situación de los derechos del pueblos rapanuis, manteniendo el diálogo con el Gobierno y todas las partes interesadas para contribuir a la búsqueda de soluciones de acuerdo a las normas de derechos humanos.”

FIN

El 26 de marzo de 2008, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU nombró a James Anaya Relator Especial sobre los derechos de los pueblos indígenas por un período inicial de tres años. El Sr. Anaya es Profesor de la Cátedra James J. Lenoir de Política y Derecho Humanitario de la Universidad de Arizona (EE.UU.).

Visite la página web del Relator Especial: http://www2.ohchr.org/english/issues/indigenous/rapporteur/


Consulte la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas:

http://daccess-dds ny.un.org/doc/UNDOC/GEN/N06/512/10/PDF/N0651210.pdf?OpenElement

Y ya para acabar, deberíamos recordar una película que en su momento conmovió al público de todo el mundo. Se trata de la cinta Amistad dirigida en 1997 por Steven Spielberg y que contaba la historia de la goleta española del mismo nombre, que en julio de 1839 trasladaba a 53 esclavos procedentes del barco negrero portugués Tecora. Los esclavos se liberaron y tras un combate intenso en el que murió el capitán, acordaron que la tripulación pusiera rumbo de regreso a su hogar en África. Pero la goleta siguió al norte y frente a Long Island un fueron abordados por un barco militar de bandera estadounidense. Su comandante decidió llevarles, con ánimo de venderles, hasta Connecticut, donde estaba permitida la esclavitud y el tráfico de esclavos.

La situación fue compleja puesto que el presidente de EEUU Van Buren era proesclavista, los abolicionistas se hacían oír, la Corona Española y los traficantes de esclavos reclamaban la propiedad de los esclavos y finalmente los esclavos podían desde ser liberados a castigados por asesinato. El futuro presidente de EEUU John Quincy Adams les defendió y los esclavos fueron conducidos, en 1842, a Sierra Leona, el lugar donde habían sido secuestrados.

La anécdota más terrible es que el capitán del Amistad que murió a manos de los esclavos, era el ibicenco Ramón Ferrer.

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